La revista Semana de Colombia ������������������������� 11-04-2005

 

La influencia de Cuba en Venezuela va mucho mas lejos de lo que los colombianos sospechan

 

Juanita Le�n

 

Hugo Ch�vez dice que Fidel Castro es su hermano mayor. Pero en realidad el Presidente venezolano es su sucesor; el heredero pol�tico que con el petr�leo mantiene viva la mecha de la revoluci�n en Am�rica Latina.

 

Una revoluci�n que aunque diferente a la cubana porque es posguerra fr�a y en un pa�s petrolero, ha sustituido a las �lites, aspira a cambiar el modelo econ�mico y tiene rasgos autoritarios. Una revoluci�n del siglo XXI.

 

Como Fidel, el venezolano es mesi�nico, un pastor que derrota enemigos para conducir a su reba�o hacia la tierra prometida. El l�der cubano siente que encarna a Mart�. Ch�vez retoma los sue�os de integraci�n latinoamericana de Bol�var. Con discursos casi tan largos como los del ex guerrillero, promete refundar a Venezuela como se lo propuso Castro 40 a�os atr�s. Y la ret�rica antiyanqui �aunque Estados Unidos le compra toda la gasolina y es de lejos su principal cliente petrolero� es cada vez m�s marcada desde que dijo haber comprobado que Bush estaba detr�s del golpe del 11 de abril de 2002, cuando fue sustituido durante un d�a por el empresario Pedro Carmona.

 

"Ch�vez aspira a ser su heredero pol�tico y apuesta a representar, adaptado a los tiempos, el papel de pope de la izquierda, cuida su imagen en el continente, en las reuniones presidenciales toma posiciones rebeldes, busca el aplauso popular, quej�ndose de la ineficacia de los 'summits' latinoamericanos", escribe el analista venezolano nacido en Cuba, Fausto Mas�, en su libro Los amantes del tango, un ensayo sobre Castro y Ch�vez.

 

Ch�vez y Fidel se conocieron en La Habana el 14 de diciembre de 1994. El presidente Rafael Caldera acababa de invitar a Caracas a unos l�deres del exilio cubano y en desquite, Castro recibi� en Cuba, como jefe de Estado, al teniente coronel reci�n salido de la c�rcel tras el fracasado golpe de 1992.

 

Despu�s de esa visita se mantuvieron en contacto y desde que fue elegido presidente en 1998, Ch�vez visita al cubano con frecuencia y manifiesta a viva voz su admiraci�n por �l. Cuando Fidel cumpli� 75 a�os, Ch�vez celebr� por todo lo alto su cumplea�os en Venezuela. Como s�mbolo de su "compromiso con la lucha" le obsequi� el fusil que portaba a los 17 a�os y lo condecor� con la Orden de Angostura. "Para que viva la Revoluci�n Cubana tiene que vivir la Revoluci�n Bolivariana", dijo Fidel, agradecido. Ten�a por qu� estarlo. Desde 2000, Venezuela le vende 53.000 barriles diarios de crudo a Cuba con una financiaci�n muy favorable (dos a�os de gracia para amortizar el capital y 15 para pagar los pagar�s con un 2 por ciento de intereses) a cambio de bienes y servicios cubanos a bajo costo, como m�dicos, entrenadores deportivos, asistencia en el campo agr�cola, educativo, tur�stico y tecnol�gico. El subsidio petrolero venezolano significa tal sost�n para la isla, que cuando los cubanos ven el barco petrolero aproxim�ndose al malec�n de La Habana comienzan a gritar emocionados: "Lleg� el barco de Ch�vez". Saben que en d�as circular�n de nuevo los buses cada media hora, en vez de cada cuatro, y que los racionamientos de luz se suspender�n por un par de semanas.

 

En cambio, la llegada de miles de m�dicos cubanos y entrenadores deportivos a Venezuela caus� gran preocupaci�n en el vecino pa�s. Los medios alertaron sobre el peligro de una "cubanizaci�n". Sucedi� lo contrario: hubo varias deserciones de m�dicos cubanos que optaron por 'venezolanizarse'. Hasta el momento �seg�n la oposici�n� unos 100 m�dicos han abandonado el programa y escapado al control del gobierno cubano.

 

Lo cierto es que en Venezuela nadie quiere emular a los cubanos. En una encuesta nacional realizada por la firma de consultor�a Datan�lisis, ante la pregunta de '�cu�l es su posici�n a que Venezuela tome como ejemplo el r�gimen de Fidel Castro?', nueve de cada 10 personas dijeron estar en contra o muy en contra.

 

Ch�vez ha dicho que el comunismo cubano no funcionar�a en Venezuela. Su socialismo del siglo XXI aspira a trascender el modelo capitalista. Pero quiz� porque con los recursos del petr�leo �que cuando Ch�vez lleg� estaba a ocho d�lares y ahora ronda los 58� alcanza a repartir a los pobres sin quitarles a los ricos, el gobierno ha respetado la propiedad privada, salvo por algunas expropiaciones a latifundistas y su vista gorda a ciertas invasiones de fincas y edificios. Tampoco est� interesado en desincentivar las inversiones extranjeras, que ya de por s� han ca�do, seg�n la Cepal. La estatal petrolera ha reservado 10.000 millones de d�lares para contratos de explotaci�n de pozos marginales, de extracci�n de crudo pesado y de reservas de gas que ir�n a multinacionales de Estados Unidos.

"No hay peligro de que acabemos con la propiedad privada", aclar� a Semana el vicepresidente Jos� Vicente Rangel. "El socialismo del presidente Ch�vez concilia la funci�n planificadora del Estado con el sector privado".

 

El esp�ritu de Fidel se refleja es en la pol�tica. Ch�vez lleg� al poder en Venezuela encarnando al outsider, al provinciano de Barinas, hijo de maestros pobres, de piel oscura y modales toscos, al don nadie que se enfrenta contra un sistema bipartidista, derrotado y decadente, monopolizado por Copei y Acci�n Democr�tica.

 

Ch�vez, s�mbolo de la antipol�tica, es el representante de los excluidos. Con Ch�vez los m�s pobres �los desharrapados� adquieren un verdadero protagonismo pol�tico. Como los ind�genas de Evo Morales en Bolivia, los piqueteros en Argentina, los Sin Tierra de Brasil, se sienten con una participaci�n que jam�s hab�an tenido en los destinos del pa�s. Adem�s creen que Ch�vez, siendo uno de ellos, gobierna para ellos.

 

Durante sus primeros a�os, Ch�vez mantuvo a su electorado cautivo con un carism�tico estilo de gobierno marcado por el contacto con el pueblo y un discurso cargado de resentimiento contra el poder establecido. Pero con una inflaci�n superior al 27 por ciento en 2003, un creciente desempleo, el bol�var devaluado y una econom�a que en 2002 cay� 8,9 por ciento y en 2003, 7,6 por ciento, Ch�vez seguramente habr�a perdido el poder si no fuera por la asesor�a de Fidel.

 

Las misiones de Fidel

En su momento m�s cr�tico, Fidel le dio el consejo que necesitaba: las misiones. As� lo narr� el mismo Presidente en un taller de planeaci�n estrat�gica con sus alcaldes y gobernadores chavistas, reci�n elegidos en noviembre de 2004: "Un encuestador internacional vino a mitad de 2003 (...) fueron a Palacio y me dieron la noticia bomba: 'Presidente, si el refer�ndum fuera ahorita usted lo perder�a'(...) Entonces fue cuando empezamos a trabajar con las misiones, dise�amos aqu� la primera y empec� a pedirle apoyo a Fidel. Le dije: 'Mira, tengo esta idea, atacar por debajo con toda la fuerza', y me dijo: 'Si algo yo s� es de eso, cuenta con todo mi apoyo'. Y empezaron a llegar los m�dicos por centenares, un puente a�reo, (...) y a buscar recursos, aqu� la econom�a mejor�, organizar los barrios, las comunidades (...) y entonces empezamos a remontar en las encuestas y las encuestas no fallan (...) No hay magia aqu�, es pol�tica (...)", dice la trascripci�n.

 

Las misiones y una miope campa�a de la oposici�n, que no logr� articular un mensaje alternativo ni un liderazgo claro, salvo para el nefasto paro que quebr� al pa�s, garantizaron el triunfo de Ch�vez en el refer�ndum revocatorio y su permanencia en Miraflores durante dos a�os m�s. Nadie duda de que tambi�n arrasar� en 2006.

 

Las misiones, financiadas por los ingresos superavitarios de la petrolera PDVSA �que est� ganando 10 d�lares diarios por barril por encima del presupuesto� son programas de subsidios a los m�s pobres para garantizar su acceso a vivienda, salud, nutrici�n, alfabetizaci�n y proyectos productivos. Proporcionalmente al aumento del gasto social �que pas� de menos de 40 millones a 1.700 millones de d�lares en 2004� ha crecido el amor por Ch�vez en los barrios populares. Es fervor puro.

 

El barrio El Cementerio, en el sur de Caracas, est� construido sobre la ladera de una monta�a. La mayor�a de las casas son de material, pero los techos tienen goteras y a las paredes les hace falta el pa�ete. Varios son inquilinatos y seis casas fueron arrasadas por las inundaciones de febrero. La pobreza es patente. Aun as�, los habitantes de El Cementerio est�n dedicados de tiempo completo a la Revoluci�n Bolivariana.

 

Le�n Oswaldo Fonseca, el coordinador zonal del Movimiento Quinta Rep�blica, el partido de Ch�vez, es el l�der de la Unidad de Batalla Electoral (UBE), el nuevo nombre de los C�rculos Bolivarianos. Y como tal, trabaj� sin descanso antes del refer�ndum convenciendo a sus vecinos de salir a votar por Ch�vez. "Se consiguieron muchos votos", dijo. Cuando le pregunt� por la votaci�n de la oposici�n, contest� que fue nula. "Los sacamos a piedra", agreg� Xiomara �a�ez, miembro del comit� de agua, que decide los recorridos de las cisternas. "Aqu� la oligarqu�a no puede entrar. En cambio, si el Presidente me ordena que vaya gateando, yo voy".

 

El ejemplo de �a�ez es revelador. Hab�a perdido la vista de joven y Ch�vez se la devolvi�. A trav�s del comit� de salud del barrio sali� elegida para viajar a Cuba. All� fue sometida a tres operaciones �gratis� y ahora, despu�s de muchos a�os, siente que volvi� a nacer. "Ch�vez es lo mejor que Dios nos ha mandado". En este barrio la gente habla del Presidente como si fuera el mismo Mes�as. Algunas familias, incluso, tienen altares con su foto.

 

En la casa de alimentaci�n de El Cementerio unas mujeres preparan con las raciones distribuidas diariamente por el gobierno el almuerzo y la cena para las 150 personas m�s necesitadas del sector, seg�n el censo elaborado por los controladores sociales, quienes tambi�n fueron entrenados en Cuba. Los dem�s pueden comprar a bajo costo en los supermercados estatales Mercal, donde se vende la canasta familiar a la mitad de precio gracias a que el gobierno elimin� a los intermediarios. Hay m�s. La mitad del barrio est� estudiando y recibiendo un pago por ello. Fonseca y su mujer est�n en la Misi�n Robinson en cuarto de primaria. �l, que ronda los 40 a�os, abandon� la escuela de chico porque su familia no ten�a dinero y se dedic� a cargarle los talegos a la gente en Barquisimeto. "S�lo ahora le agarr� est�mulo al estudio, dice. La historia de Venezuela que nos ense�an es la verdadera historia de Venezuela". Fonseca ha aprendido, por ejemplo, que la oligarqu�a de su pa�s traicion� al Libertador Bol�var.

 

Estas misiones han logrado incorporar a dos millones de venezolanos y aspiran a cubrir a otros siete millones. Por eso la ONU declarar� a Venezuela territorio libre de analfabetismo en 2005. Sin embargo, las misiones tienen problemas. De los 27 alumnos que empezaron clases con Tania Bandrix, la facilitadora de la Misi�n Ribas en El Cementerio, desertaron 10 en un a�o. Muchos van a cobrar los 160.000 bol�vares (75 d�lares) de bonificaci�n y luego no van a clase. Lo mismo sucede con la Misi�n Vuelvan Caras: a la gente le interesa m�s el subsidio que la capacitaci�n. La misi�n m�s exitosa es la de Barrio Adentro con los m�dicos cubanos, que funciona como una consulta familiar en cada barrio. "Con Ch�vez ganamos por 'nocaut", me dijo una joven que esperaba en el consultorio de El Cementerio un control de embarazo. Otras mujeres llevaban a sus ni�os con gripa y sal�an agradecidas con la droga gratis.

 

Los cr�ticos de las misiones dicen que desinstitucionalizan al no depender del ministerio del ramo sino de PDVSA o del gobierno cubano, en el caso de las misiones m�dicas; que son un despilfarro de los ingresos petroleros pues no ayudan a superar de manera estructural la pobreza; que las campa�as de alfabetizaci�n son estrategias soterradas de adoctrinamiento para reescribir la historia nacional, que s�lo sirven para conseguir votos, etc. Todo eso puede ser verdad. Pero Ch�vez cree que la forma de erradicar la pobreza no es ejecutando programas dise�ados por tecn�cratas sino d�ndoles poder a los m�s necesitados, y las misiones empoderan a los pobres. Y mientras m�s poder tienen ellos, m�s tiene Ch�vez. Con su gobierno apuntalado en las misiones en el pa�s, y en el exterior en una pol�tica que apunta a la integraci�n suramericana a partir del uso estrat�gico del petr�leo, Ch�vez ha ganado el tiempo y la legitimidad internacional para consolidar su revoluci�n.

 

Durante los primeros cinco a�os acab� de facto con la separaci�n de poderes. En la pol�tica venezolana s�lo juega su Movimiento V Rep�blica: sustituy� el Congreso bicameral por una Asamblea Nacional en la que las decisiones se toman por mayor�a simple y el chavismo tiene absoluta mayor�a. El fiscal es el ex vicepresidente de Ch�vez y tras ampliar el n�mero de magistrados del Tribunal Supremo, el sistema judicial termin� plenamente al servicio de la 'revoluci�n'. Esta especie de "apartheid' pol�tico" �como lo denomina Teodoro Petkoff, director del diario Tal Cual� ya ha cosechado varios casos de persecuci�n judicial contra enemigos pol�ticos del r�gimen. Al abogado Tulio �lvarez lo condenaron por difamaci�n por denunciar el robo de fondos de la caja de ahorro de la Asamblea Nacional durante la gesti�n del senador Willian Lara; lo mismo le sucedi� al locutor Napole�n Bravo por "instigaci�n al odio" contra el nieto del vicepresidente. El chavismo tambi�n controla el poder electoral y la Contralor�a. "No hay poderes de contrapeso", dice la analista Elsa Cardoso.

 

En estos a�os, Ch�vez no s�lo ha concentrado el poder sino que tambi�n ha sustituido por completo la �lite pol�tica. "Los viejos partidos quedaron pulverizados", dijo Nicol�s Maduro, presidente de la Asamblea Nacional. Maduro es un digno representante del nuevo poder: era un chofer de metro y fue ascendiendo en el movimiento sindical hasta alcanzar el m�ximo cargo del Legislativo.

 

"Toda la gente es diferente ahora, explica la polit�loga Ana Mar�a San Juan. Los nuevos pol�ticos provienen del movimiento social; otros, de las Fuerzas Armadas y los m�s j�venes, de la izquierda radical".

 

Los partidos tradicionales Acci�n Democr�tica y Copei hab�an entrado en una crisis profunda desde los a�os 80, y en gran parte gracias a ello sali� elegido Ch�vez, quien les dio un entierro de tercera.

Sin embargo, como el mismo Ch�vez lo admiti� en la reuni�n con los gobernadores, si bien han cambiado las personas, no han cambiado las pr�cticas.

 

Venezuela sigue siendo un petroestado, y cada vez m�s pues la inseguridad que Ch�vez le ha metido al sistema econ�mico, unida al paro petrolero de tres meses liderado irresponsablemente por la oposici�n en diciembre de 2002 han debilitado por completo la empresa privada. Sigue siendo una sociedad rentista que vive �cada vez m�s� de las d�divas del Estado. Y les ha devuelto el poder a los militares, quienes salvo por los �ltimos 40 a�os de democracia, gobernaron el pa�s. "Lo nuevo en Venezuela es la democracia. Lo viejo es la autocracia", dijo Ram�n J. Vel�squez, ex presidente de Venezuela y uno de los mejores historiadores del pa�s.

 

Unos 60 militares ocupan altos cargos de poder. Adem�s del Presidente, m�s de la mitad de los gobernadores son militares, la mayor�a embajadores �incluido el de Colombia� y varios de los ministros. Aunque varios ya est�n retirados, operan bajo una l�gica de obediencia debida, y los espacios de disenso en la esfera p�blica se han ido cerrando. La oposici�n es vista y tratada como un enemigo y la pol�tica, como una guerra. "No es suficiente para nada destruir el viejo r�gimen en los hechos. No es suficiente que tengamos 21 gobernadores de 23 y la alcald�a mayor y la mayor�a de las alcald�as del pa�s. Cualquiera pudiera decir ganamos, �gloria! No, para nada. Apenas somos un ej�rcito desplegado en batalla (...) La nueva batalla profunda est� comenzando, el enemigo est� intacto", dijo Ch�vez a los gobernadores.

 

Esa percepci�n de la oposici�n como enemigo ha llevado a que, por ejemplo, todos aquellos que firmaron a favor del referendo sean tratados como parias. Desde que el congresista Luis Tasc�n public� las listas del Consejo Electoral en Internet, los que firmaron a favor de la revocatoria de Ch�vez comenzaron a encontrar trabas para comprar d�lares, renovar su c�dula, sacar pasaporte, obtener un puesto en el Gobierno o hacer negocios con el gobierno. La discriminaci�n lleg� a tal punto que las empresas tuvieron que reemplazar sus juntas directivas con gente de fachada que no hubiera firmado. El vicepresidente Rangel reconoci� que esta situaci�n estaba mal. "Si queremos reconciliar a la sociedad no podemos usar ese recurso", dijo a Semana.

 

El problema es que la intenci�n de reconciliar a los venezolanos no es muy clara. Es cierto que despu�s del referendo la polarizaci�n ha cedido y que muchos en la oposici�n se han resignado. Los medios de comunicaci�n de la oposici�n �beligerantes en contra de Ch�vez� les han bajado el tono a sus editoriales despu�s de la reciente expedici�n de la Ley Resorte, que penaliza con varios a�os de c�rcel difamar al Presidente, incluso en privado. Pero el odio social est� ah�. Ch�vez lo instiga en sus discursos con frases como "el que tenga un latifundio es como el que tenga un carro robado", y la gente lo repite en la calle y en los cientos de emisoras chavistas que ahora proliferan en el pa�s. Venezuela es una naci�n resquebrajada. "Todos tenemos una marca en la frente: revolucionarios o escu�lidos", dice Rafael Os�o, un periodista que, como muchos otros profesionales, est� deprimido con el resentimiento que percibe a su alrededor. "Ya no puedes apostarle tu vida a este pa�s. Lo que construyas te lo pueden quitar".

 

En la Esquina Caliente, una de las m�s c�ntricas y revolucionarias de Caracas, dos hermanas compran un calendario de Ch�vez y una boina como las que �l utiliza. "Somos las mujeres del Presidente", dicen, ri�ndose. Y denuncian los intentos de la gente del este, "los oligarcas", por sabotear la revoluci�n. Arqu�medes Franco, l�der de la Fuerza Motorizada Bolivariana, va m�s all�. Cuenta que muchos de los 1.800 mototaxistas de Caracas forman parte de la red de inteligencia popular, que desde la clandestinidad se prepara para enfrentar a quienes pongan en peligro el proceso revolucionario. "Necesitamos una rebeli�n popular dentro de la revoluci�n", dijo. Los motorizados y otros grupos radicales abogan para que sea el pueblo directamente �y no los pol�ticos del MVR� el que decida los destinos de la naci�n. El protagonismo de las organizaciones de base y de grupos extremos de izquierda es uno de los mayores desaf�os que enfrenta Ch�vez. Los pobres se han tomado en serio la promesa que les hizo el Presidente de una democracia de participaci�n popular y durante las pasadas elecciones regionales exigieron una mayor injerencia en la selecci�n de los aspirantes a cargos de elecci�n popular.

 

El futuro

Aunque Estados Unidos ha ido endureciendo su posici�n frente a Venezuela, los millonarios contratos petroleros con las multinacionales estadounidenses siguen pesando a favor de una pol�tica de tolerancia. La Uni�n Europea tampoco ha dado muestras contundentes de rechazar el autoritarismo de Ch�vez. Por eso muchos piensan que si la revoluci�n bolivariana tiene alg�n freno, �ste vendr� de adentro, de la masa chavista. Implosionar�. Posiblemente no suceder� mientras el precio del petr�leo siga por las nubes y el dinero siga fluyendo hacia los cerros de Caracas y de las dem�s ciudades. �Pero qu� pasar� cuando baje?

 

Hasta ahora los �nicos verdaderamente beneficiados por las pol�ticas del Presidente son los del estrato E, el m�s bajo, cuyos ingresos promedio han pasado de 325.000 bol�vares a entre 425.000 y 500.000 bol�vares. Todos los dem�s indicadores, pese al chorro de dinero que ha entrado al pa�s por la bonanza petrolera, han empeorado. Aunque la econom�a creci� un impresionante 18 por ciento el a�o pasado, es s�lo el equivalente de lo que hab�a ca�do los dos a�os anteriores. Adem�s �seg�n un an�lisis de Datan�lisis� el crecimiento est� montado exclusivamente sobre el gasto p�blico y no sobre la inversi�n privada. La pobreza baj� hasta 2001, pero despu�s del paro se dispar� y hasta hoy ha aumentado 10 puntos desde cuando Ch�vez asumi� el poder. Seg�n el Instituto Nacional de Estad�stica, en 1999 el �ndice de pobreza era de 42,8%. Ahora, seg�n el mismo INE, es de 53%. Lo mismo pasa con el desempleo: lo recibi� en 11% y seg�n datos oficiales, est� en 15%. La devaluaci�n acumulada del bol�var en los �ltimos seis a�os es cercana al 300% y la inflaci�n, la m�s alta de Suram�rica. Pero quiz�s el mayor problema es que �seg�n el �ltimo reporte de Datan�lisis� "el gobierno central est� expandiendo el gasto m�s all� del l�mite". En 2004, el gobierno gast� todos los meses �salvo uno� por encima de sus ingresos.

 

Ante una eventual ca�da del precio del petr�leo, el gobierno tendr�a dos escenarios: una grave crisis fiscal o una revuelta social. Los pobres estar�n armados, pues ya han entrenado en Cuba a m�s de 15.000 reservistas, escogidos dentro de los l�deres de los barrios, y ser�n ellos quienes reciban parte de los 100.000 fusiles comprados hace poco por el Presidente.

 

En este improbable escenario de la ca�da del petr�leo, Ch�vez tendr�a que profundizar su revoluci�n no mediante los petrod�lares como ha hecho hasta ahora sino a trav�s de la represi�n. Entonces Venezuela se parecer�a, ah� s�, a Cuba. Y no ser�a precisamente "ese mar de felicidad" hacia donde anticip� Ch�vez que las "dos naciones nadar�n juntas".